El método ensayo-error es una praxis universal, y WWE no ha mostrado ningún tipo de reparo a lo largo de su historia en experimentar con las estipulaciones de sus combates. Por fortuna para la compañía, hay bastantes casos exitosos, como la Lucha de Escaleras, el Hell in a Cell, o el Iron Man, por nombrar algunos. Pero en el lado opuesto, existen otros ejemplos que no tuvieron tanta fortuna y jamás volvieron a repetirse, bien por su dificultad, o bien por la mala acogida de la audiencia.
Este domingo tendrá lugar Payback (2017) y comprobaremos de primera mano si una nueva estipulación, House of Horrors, viene para quedarse, cuando aún desconocemos los detalles de la misma. Se intuye, no obstante, que tal vez guarde ecos de aquel ¿combate? de los hermanos Hardy en TNA, The Final Deletion, que tanto dio que hablar. Diversas fuentes indican que veremos un segmento inicial que situará la acción en el escenario que da nombre a la lucha, y posteriormente, los siguientes compases discurrirán por los cauces habituales, es decir, dentro del cuadrilátero.
Bajo mi punto de vista, creo que innovaciones así deben ser bienvenidas y no tomadas con recelo. Wyatt es un personaje único y debería ofrecernos momentos en consonancia a su singularidad. Y supongo que este es el choque que debimos ver
sobre WrestleMania 33 (del que no obstante, no guardo tan mala opinión como Dave Meltzer).
sobre WrestleMania 33 (del que no obstante, no guardo tan mala opinión como Dave Meltzer).
WWE no ha arriesgado demasiado durante los últimos años, si obviamos la honrosa excepción del relativamente reciente Asylum Match en Extreme Rules (2016), con Dean
Ambrose y Chris Jericho de protagonistas. Recordemos que se trató de una variante de la Jaula de Acero, con el añadido de armas colocadas en el techo de la estructura: desde un bate de púas de alambre hasta una maceta. Dinámica que a priori prometía, pero que hizo un poco monótono el desarollo de la contienda. Pese a las limitaciones de la Era PG, la secuencia final supuso un gran logro extremo cuando Jericho cayó sobre un buen número de chinchetas (69 en concreto); recurso que tras el retiro de Mick Foley no se había empleado.
Ambrose y Chris Jericho de protagonistas. Recordemos que se trató de una variante de la Jaula de Acero, con el añadido de armas colocadas en el techo de la estructura: desde un bate de púas de alambre hasta una maceta. Dinámica que a priori prometía, pero que hizo un poco monótono el desarollo de la contienda. Pese a las limitaciones de la Era PG, la secuencia final supuso un gran logro extremo cuando Jericho cayó sobre un buen número de chinchetas (69 en concreto); recurso que tras el retiro de Mick Foley no se había empleado.
Son estos los momentos con los que el producto McMahon a veces sorprende y por los que, en parte, sigue manteniendo su base fiel de fanáticos. Al ser una “invención” de Ambrose, podría usarse esporádicamente a modo de clímax para un importante ángulo del ex-Shield (similar a la relación The Undertaker-Hell in a Cell), aunque el presunto descontento de los directivos con la Superestrella frenaría un segundo Asylum
Match.
Match.
Hace una semana, un artículo de mi autoría habló de cinco revanchas que superaron a sus duelos previos en “La Vitrina de los Inmortales”. En el número 4 situé un Ultimate Submission Match entre Chris Benoit y Kurt Angle (Backlash 2001). Y tengo que rescatarlo para la ocasión, constituyendo un ejemplo de estipulación efímera por dificultad. Debido a que se trata básicamente de un Iron Man (de 30 minutos) con rendiciones, su razonable duración también lo hace difícil de insertar dentro de un cartel estándar.
Ya comenté que pocas veces coinciden dos talentos como Benoit y Angle bajo una misma época. Y si aquella época deviene en la mejor de la historia de WWE, entenderemos por qué tal vez nunca volvamos a ver este tipo de lucha. ¿Existen hoy día dos nombres que puedan afrontar el reto con solvencia? Hay calidad, pero no luchadores que basen tanto su estilo en técnicas de rendición. Quizá sólo Samoa Joe.
Siguiendo con la línea trazada, muchos de los “experimentos” que nos ocupan sucedieron bajo la Attitude Era. Y Ken Shamrock estuvo muy presente en varios de ellos. Hay que alabar su disposición y apertura, considerando el estatus de leyenda viva de las MMA que por entonces ya tenía. Allá por 1999, Ken Shamrock era promocionado como “El Hombre Más Peligroso del Planeta” y The Corporation decidió crear especialmente para él un Straitjacket Match (tras abandonar la facción y haberse
enfrentado al mismísimo Vince McMahon), donde como adivinan, una camisa de fuerza supuso su gran hándicap. Jeff Jarrett parecía tenerlas todas consigo, pero Shamrock acabó venciendo sólo con el uso de sus piernas.
enfrentado al mismísimo Vince McMahon), donde como adivinan, una camisa de fuerza supuso su gran hándicap. Jeff Jarrett parecía tenerlas todas consigo, pero Shamrock acabó venciendo sólo con el uso de sus piernas.
El año anterior (Fully Loaded: In Your House 1998), tuvo el honor junto a Owen Hartde disputar el primer y único combate tras los muros del célebre gimnasio de la escuela de lucha libre de la familia Hart, conocido popularmente como “The Dungeon” (“La Mazmorra”), situado en el sótano de la mansión de la familia. Creación del patriarca Stu Hart en los años 50, tuvo como alumnos a figuras de la talla de los hermanos Bret y Owen, Billy Graham, Jushin Thunder Liger, The British Bulldog o Edge. Evidentemente, el entorno fue el gran protagonista del duelo, e intentó otorgar un plus de veracidad, con la numerosa cantidad de choques contra las paredes de madera y el techo, las caídas sobre la fina esterilla del suelo o el uso de las pesas como arma que, en última instancia, hizo que Owen se llevara el gato al agua.
Por la calidad de sus dos participantes, cabe mencionar por último el Crybaby Match. Razor Ramon y 1-2-3 Kid, aún no me explico cómo, culminaron un breve ángulo en In Your House 6 mediante esta estipulación, donde diversos objetos relacionados con el sentido intrínseco y profundo de la disputa —biberones gigantes, cochecitos, polvo de talco— estuvieron a mano. Pero ahí no acaba la cosa, porque las reglas condenaban al perdedor a llevar un pañal (se desconoce si durante el resto de la tarde/noche). Waltman acabó haciendo los honores, menos mal que después llegaría DX. En fin, corramos un tupido velo.
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